Este ‘weon’ es demasiado bueno, demasiado. Se para bien en la cancha, da buenos pases, mete la pierna fuerte, recupera pelotas, habilita y de vez en cuando mete goles.
Es sobrenaturalmente bueno y a veces lo doy por obvio. Pero cuando juega, recuerdo el talento que forjó en las canchas de cemento del barrio y que hoy regala en las mejores canchas del mundo.
Lo de Arturo es emotivo y legendario. Aún no lo sabemos, porque el tiempo es caprichoso, pero cuando se retire este ‘weon’ pasará a la historia y será inolvidable.
Hablaremos entre susurros de Arturo Vidal, el joven chorizo que se convirtió en Rey.
#Puntete