El pasado domingo la Universidad de Chile venció a O’Higgins en Rancagua. Con esto ya suman tres triunfo y dos derrotas (en cinco partidos jugados) y con el triunfo antes los celestes lograron, después de más de un año, ganar dos partidos seguidos.
Hay varias cosas de qué hablar sobre el triunfo de la U: primero, destacar la forma en la que se consiguieron los tres puntos, en donde los azules fueron visita y se notó como pocas veces. El estadio El Teniente estuvo más celeste que nunca. Obvio, el morbo de la semana previa alimentó las ganas de los hinchas de O’Higgins por ir a ver a su equipo. Los universitarios lo sintieron, especialmente en los primeros minutos.
En lo futbolísitco hay que destacar, por sobre todos, la figura de Matías Zaldivia. Llegó siendo muy cuestionado por los hinchas por su pasado en el archirrival. Con el peso del rechazo inicial de los hinchas, a base de rendimiento, ha logrado consagrarse en la zaga de los azules. Además, se le ha visto muy cómodo con Luis Casanova. Ambos en cinco partidos han logrado hacer una buena dupla, ordenada, con personalidad y liderazgo.
Leandro Fernández anotó el único tanto del partido, siendo este su primer gol con la camiseta de la U. Es destacable su labor porque se nota que está fuera de puesto pero aún así se las arregla para molestar a los defensas rivales y ser un permanente peligro en el área. Lo mejor es que al fin se le abrió el arco y que convertir se convierta en una costumbre.
De a poco se ven ciertos cambios en la U. Lentamente se empiezan a ver vestigios de la idea del entrenador. Falta aceitarse, pero quizá, cuando este equipo encuentre el funcionamiento deseado, podríamos por fin hablar de que la U vuelve a ser protagonista en el Torneo. Sí, falta aceitarse, pero ese rodaje sólo se consigue jugando, y este viernes hay un importante duelo frente a un Curicó Unido que viene golpeado luego de la derrota por Copa Libertadores.
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Crédito imagen: Universidad de Chile