Este miércoles TNT SPORTS transmitirá un nuevo capítulo de Sabor a Gol, programa de fútbol y cocina que conduce el chef, Tomás Olivera, junto a Esteban Paredes. El espacio contará con un invitado de Colo-Colo, como Esteban Pavéz, actual mediocampista y uno de los líderes del equipo de Gustavo Quinteros.
Pese a estar consolidado en los “Albos” en la actualidad, Pavéz recordará los complejos momentos por los que pasó en su llegada a Macul, luego de una salida furtiva de Cobreloa.
“Comencé en las inferiores de Cobreloa, compartíamos pensión con Charles (Aránguiz), Edu Vargas, Junior, entre otros. Marcelino Espina me llamaba constantemente para que me fuera a Colo-Colo. En Cobreloa yo solo estaba entrenando, no jugaba. Así que de un día para otro, agarré mis cosas y me devolví a Santiago para firmar por Colo-Colo, sin que ellos supieran. Luego, pasaron seis meses en que no pude jugar, porque Cobreloa no me quería soltar”, repasará el seleccionado nacional.
Una decisión que además le arrastraría problemas familiares al ex Atlético Paranaense, cuya familia siempre ha sido de corazón “loíno”: “Mi papá estaba muy enojado conmigo, estuvimos peleados un tiempo. Él, hincha de Cobreloa, no entendía cómo yo había preferido pasar del primer equipo minero a las juveniles de Colo-Colo. Siempre me replantee si fue la decisión correcta, porque luego de llegar al “Cacique” tampoco me consolidé ni jugué enseguida; y veía como si lo hacían Edu Vargas, Aránguiz y Junior en Cobreloa (…) Colo-Colo no me quería, el 2011 me fui a Arica y luego a Temuco”.
Una consagración clásica
Tras deambular por equipos de norte a sur del país, el volante de contención tendría una nueva oportunidad en Colo-Colo. En ese contexto, y en un Superclásico ante Universidad de Chile, emergería la figura de jugador que es hoy en día.
“El momento clave en mi carrera fue cuando ganamos el Superclásico a la U por 3-2, yo hice el primer gol y Paredes el último (…) Guede es el DT más importante de mi carrera. Me ordenó y me enseñó cómo jugar. Un día, en un entrenamiento, me amarró, para que no corriera para todas partes, yo corría en el círculo central como péndulo y él tiraba la cuerda”, repasará entre risas.
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