Para la siesta han sido los últimos enfrentamientos entre Colo – Colo y la U, así como nefasta la gestión de Rafael Dudamel desde que asumió la dirección técnica de Universidad de Chile hace ya 5 insufribles meses.
Se trata de un técnico que vino a interrumpir el aceptable trabajo que estaba desarrollando Hernán Caputo y por tanto generó ciertas expectativas en su elección por parte del club que no ha sido capaz de refrendar en resultados concretos, sino más bien caracterizándose por transmitir inseguridad en sus decisiones, falta de certeza en sus señales y por no conseguir una identidad clara ni definida de juego.
Difícil resulta entender decisiones tales como jugar con punteros, algo que no le ha sido útil al equipo, menos aún prescindir de jugadores como Larrivey dejándolo en la banca en vez de jugar con dos delanteros (junto a Ángelo Henríquez) y aprovechar el momento goleador de ambos. Porfía increíble.
Pero, para la suerte y gracias de Dudamel, el fútbol es generoso y el destino lo tiene de frente ante una nueva versión del superclásico ante Colo – Colo en el estadio Monumental y una oportunidad de oro para dar un golpe de timón, acallar las críticas, disminuir los rumores de su salida y comenzar a dejar atrás la nefasta imagen que él mismo ha construido en su paso por el fútbol chileno.
Los hinchas azules no dan más, 20 años es un calvario, y entendiendo que este campeonato recién comienza, no hay nada que perder y demasiado que ganar. Es un deber deportivo y sobre todo moral para el club, dirigentes, jugadores y sobre todo cuerpo técnico dejar de especular y buscar quedar en la historia como el Domingo en que se acabó esta maldición de empates y derrotas ante el eterno rival.
Dudas más, dudas menos, Dudamel sólo te pido, exijo e imploro una cosa; que por una vez que sea olvides tus complejos, temores y dudas y que salgas de una vez por todas a ganar, a como dé lugar.
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