Columna de opinión: Mucho se hizo bien, mucho se hizo mal

Las despedidas emotivas hacia la generación dorada abundan en las redes. Ritos, símbolos y fotos desbordan cada espacio. Pero hay una despedida que no tiene luces ni likes, esa del/la fanático/a que se quedó hundido en el sillón una vez terminado el partido, al que le dolieron las lágrimas del Gary como suyas, y que entendió que -muy probablemente- nunca más vuelva a disfrutar una selección como lo hizo con ésta.

Pero realmente se disfrutó “esta selección”, ¿o decir eso es una abstracción generalizadora? Lo que gozamos fueron procesos pasados, los de Sulantay, Bielsa y Sampaoli (nada más ni nada menos) pero, a final de cuentas, hemos seguido sufriendo o pasándola más mal que bien, salvo excepciones HISTÓRICAS.

Simple: de 4 mundiales posibles sólo fuimos a 2, y eso nos condena a estar 12 años seguidos sin volver a sentir aquello inexplicable que pasa cuando ves a tu selección en una copa del mundo.

¿Se hicieron realmente las cosas bien o más bien nunca dejaron de hacerse mal y sólo fueron salvaguardadas por aciertos puntuales y coincidencias epocales?. Hay cosas que no fueron azar: los procesos juveniles del profe Sulantay y la llegada de Harold Mayne-Nicholls a Quilín con su convencimiento de traer a Marcelo Bielsa. El resto, fueron incansables golpes blandos de los dirigentes corruptos por volver todo a la “antigua normalidad”, esa que no tenía copas ni mundiales, pero si tranquilidad para hacer sus transacciones y apernarse en el poder. Mientras Bielsa y Sampaoli hacían su trabajo, los presidentes de clubes buscaban cómo destituirlos, entorpecer su trabajo, y cómo robarse más dinero o sacar la mejor tajada de poder en la ANFP y de los dólares de la televisación de los partidos.

Antecedentes sobran: Sergio Jadue prófugo de la justicia y signado como uno de los mayores protagonistas del robo Conmebol, clubes chilenos que no compiten hace más de una década a nivel sudamericano, divisiones inferiores con poco presupuesto y carentes de proyecto, ventas rápidas de promesas no consagradas en Chile al fútbol mexicano, privatización de la gestión y transmisión del fútbol, un complejo Juan Pinto Durán que no está al nivel de una selección nacional y un largo etcétera de cosas.

Luego de Sampaoli han pasado 3 técnicos, sumando todos sus partidos, sólo alcanzan un tercio de los puntos posibles en eliminatorias. Algo similar pasó con Lasarte, sacó 15 puntos de 42 posibles. Ayer en San Carlos, la banca de La Roja decía mucho de este declive pedregoso: Jean Meneses, Ronni Fernández, Diego Valdés, Claudio Baeza, Víctor Dávila, Zacarías López, José Pedro Fuenzalida, Iván Morales, Marcelino Núñez, Enzo Rocco, Sebastián Vegas. Es decir, sacando al Chapa y Enzo, futbolistas que sólo han jugado en Chile o se fueron al país azteca sin siquiera ser figuras consagradas o ganar algo importante con sus equipos en nuestro país.

¿Qué hubiese sido del fútbol nacional sin la generación que educó y juntó José Sulantay, que potenció el Colo-Colo de Borghi y la U de Sampaoli, que consolidó y revolucionó Bielsa y luego consagró Sampaoli? Probablemente muy poco.

Termino por confesar mi certidumbre de que lo que presenciamos al final de las clasificatorias ya no es la generación dorada, son sus resabios, y está bien que así sea. Para mi la historia de ellos partió con Sultantay y terminó con Sampaoli (Pizzi agarró el viento fresco del impulso adquirido) y eso, muchachos, es más que suficiente. Siempre recitaré de memoria -sin por eso olvidar a quienes fueron parte de Sudáfrica 2010- al mejor equipo chileno de todos los tiempos, aquel 4-3-1-2 del casildense que nos hizo llorar de alegría: Bravo; Isla, Medel, Jara, Bose; Díaz, Aránguiz, Vidal; Valdivia; Alexis y Vargas. Ese poster, lo tendré para siempre en la habitación de mi memoria. Gracias por todo cabros buenos para la pelota, gracias por casi nada, dirigentes buenos para la guita.

Rodolfo Lama T.

@doctormagrao

Para más información deportiva del fútbol nacional e internacional, visita GolMaster.

Crédito imagen: Getty Images

Salir de la versión móvil