Aún agradezco el hecho de que se haya acabado el nefasto ciclo de Rueda al mando de la selección y el consiguiente arribo de control Machete al mando de La Roja.
Creo que se avanzó en disciplina táctica, planteamiento y una utilización más correcta de los jugadores disponibles entendiendo las ya hiper comentadas consecuencias de la crisis generacional que vive la selección.
Ahora bien, mencionados estos factores que apelan al sentido común, existe un cuarto elemento que es el más diferenciador al momento de analizar la calidad (o no) del director técnico en cuestión.
Se trata de la capacidad del técnico de saber analizar, leer el partido durante su desarrollo y movilizar los jugadores, posiciones, las señales y los ánimos en dirección de intervenir positivamente sobre su trámite y por tanto el resultado final del encuentro, cosas que Martín Lasarte, al menos hasta acá ha pecado de falta de conservadurismo, de falta de rebeldía.
Hecho el punto, estoy en condiciones de asegurar que con esta actitud no nos va a alcanzar para clasificar y de que a pesar de avanzar respecto al proceso anterior de Rueda en lo futbolístico (más no en resultados concretos), no será suficiente.
Ahora, contra Colombia, Martín tiene el desafío de revelarse, mover las piezas y ganarle la pulseada justamente al Director Técnico que nos llevaba al acantilado. Independiente que terminemos ganando o no este partido, a Lasarte sólo le pido y exijo una cosa; que empiece a dejar atrás el miedo a arriesgar y de intentar ganar partidos, en definitiva, que se revele ante si mismo buscando incansablemente el triunfo.
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Crédito imagen: IMAGO