Columna de opinión: «Jean Beausejour»

Copa America Brazil 2019 group C match between Ecuador and Chile at Arena Fonte Nova Stadium on June 21, 2019 in Salvador, Brazil. (Photo by Felipe Oliveira/Getty Images)

El camino fue cuesta arriba. Hijo de padre haitiano, su color de piel lo acompañó en forma de bromas y apodos durante su infancia. Cuando sus papás se separaron, se quedó con su madre y sus abuelos, recibiendo los valores que lo volvieron un hombre. Orgulloso de sus raíces mapuches, siempre defendió su sangre, mientras le ganaba la apuesta a la vida.
 
 
Nació en el alma de Estación Central y desde chico se interesó por la lectura. La Historia era su tema y cuando no estaba en la sala, estaba pateando pelotas en la calle. Barrio, rodillas peladas y hoyito patá. Esa fue su escuela y el talento lo desarrolló en el silencio de la humildad. Su apodo fue “Palmatoria” en honor a un jugador de la revista Barrabases.
 
 
Su carrera deportiva vistió varias camisetas. Empezó a los 10 años cuando entró a Universidad Chile. A los 14 cruzó de “casa de estudios” y terminó su formación en Universidad Católica, equipo con el que debutó el año 2002. Con los cruzados ganó fue campeón y empezó a escribir su carrera.
 
 
Después empezó su viaje. De la UC pasó a la U de Conce. Después volvió a San Carlos y el listado continuó así: Servette de Suiza, Gremio, Cobreloa, O´Higgins, América de México, Birmingham City, Wigan Athletic, Colo-Colo, Universidad de Chile y colgó los botines en Coquimbo Unido. Una verdadera montaña rusa, que cosechó 7 títulos y el registro de haber jugador en los tres grandes de Chile.
 
 
Con La Roja también tuvo su historia. Partió disputando el Preolímpico Sub-23 para Atenas 2004 y su debut en la adulta fue ese mismo año en un amistoso contra México en el que asistió a Reinaldo Navia. Recién retornó en 2008, cuando se apoderó definitivamente de la banda izquierda. Ahí se convirtió en el único chileno en haber anotado en dos mundiales y fue columna de las Copas América, convirtiendo un penal en la final de Estados Unidos. Se vistió de dorado para siempre.
 
 
El 2021 se retiró del fútbol y hoy se dedica a las comunicaciones. También ha ayudado a construir canchas en su comuna, bajo la convicción de que la mejor forma de cuidar a nuestros niños es con el deporte. Él lo cree porque así configuró su vida. La vida de un niño de Estación Central que le gustaba la Historia, jugaba en la calle y se convirtió en una leyenda para toda la eternidad.
 
 
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